Lo primero que hay que dejar en claro al
abordar este tema, es que el sentimiento de culpa es una señal de que estas
viviendo en el pasado. Y lo segundo a tener en cuenta, es que sentirse culpable
te paraliza por completo.
Ahora bien, supongamos que te sientes muy
disgustado y apenado por lo sucedido durante el Holocausto. Ahora te pregunto,
sentirse mal por ese hecho, modifica en forma alguna los resultados provocados
en ese entonces? Seguramente me responderás que no, que eso forma parte de la
historia y que no se puede modificar el resultado. Pues bien, permíteme decirte
que lo que te sucedió esta mañana, es tan historia como el Holocausto. Es
decir, es algo que ya sucedió, que pertenece al pasado, y que por tanto es en
tu mente en el único lugar donde lo conservas.
Cuando te sientes culpable por algo, no
sólo te estás haciendo daño a ti mismo, sino que sientes tanto miedo que te
quedas completamente paralizado, y no eres capaz de modificar el presente para
que aquello no vuelva a tener lugar. De hecho, estás haciendo todo lo
contrario. Como dije anteriormente, cuando experimentas sentimientos de
culpabilidad, estás viviendo en el pasado, lo estas reafirmando, y por ende
estás haciendo que eso vuelva a repetirse en el futuro. Porque “así como
piensas, así serás”; y si te encuentras pensando y sintiendo la culpa que te
genera algo que ya ha ocurrido, lo que estás haciendo es etiquetarte a ti mismo
como culpable, y es eso mismo lo que estas proyectando en tu presente, y como
consecuencia, es lo que estarás atrayendo en tu futuro. Y así es como luego
dices “que mala suerte, siempre me ocurren las mismas cosas”. Pero no es mala
suerte, ni buena, ya que la suerte de por sí no existe. Lo que sucede es que
vives en el pasado, y por ende, tu pasado es lo que continuamente se está
manifestando en tu vida.
La culpa te ciega, porque es una emoción
que trabaja desde el miedo, y por tanto no te permite ver mas allá; al punto
que cuando no te sientes culpable tú mismo, depositas esa culpa en otro.
Entonces juzgas y criticas a tu hermano por considerarlo culpable. Pero
deberías tener presente que si ves la culpabilidad en tu hermano, estas
reconociendo esa misma culpa en ti mismo, y por consiguiente, la estás
reafirmando. Porque lo que ves en otros, es simplemente el reflejo de lo que se
encuentra en tu interior.
¿Cómo puedes, entonces, ver la
culpabilidad en tu hermano? Aunque él se haya comportado de forma que tú no
compartes, lo que haya hecho forma parte del pasado, al igual que el Holocausto
y lo que te ocurrió esta mañana. Y como ya dije, el pasado es historia, por
tanto, cuando juzgas a tu hermano por su accionar en el pasado, te estás
negando a ti mismo la posibilidad de verlo tal
cual es en el presente. Es decir, no estás viendo a tu hermano aquí y
ahora, sino que estas percibiéndolo según su historia; y esa historia está
sujeta a los preconceptos que tú mismo has impuesto en tu mente, basándote en
los filtros del pensamiento del ego. De esta manera, no te estás permitiendo
verlo como el Santo Hijo de Dios que él es, y por tanto, tampoco estas
reconociendo esa cualidad en ti mismo. Al no reconocer esto, lo que estás
haciendo es reafirmar tu sentido de carencia, y por ende, estas permaneciendo
en la oscuridad. Y desde ese lugar, lo único que puedes hacer es buscar la
fuente de la culpabilidad en algo externo a ti.
Así es como entonces, la culpa de tus
problemas financieros los tiene el Estado o la economía, la culpa de que tu
matrimonio no vaya bien la tiene tu pareja, la culpa de que tu trabajo no te
haga feliz la tiene tu jefe, e incluso la culpa de tus enfermedades la tiene
Dios. Pues bien, debes comprender que Dios no sabe lo que es la culpa; Él tan
solo sabe de responsabilidades, y puesto que tú estás hecho a imagen y
semejanza de tu Padre, tú y solo tú, eres el responsable de todo cuanto sucede
en tu vida. Tienes que entender, entonces, que tu realidad actual no es más que
el desenlace de todas las decisiones que has tomado a lo largo de toda tu vida.
Por consiguiente, debes dejar de buscar la
fuente de la culpabilidad fuera de ti mismo, y debes empezar a mirar dentro
tuyo, porque es ahí donde se encuentra la clave de tu propia responsabilidad.
Recuerda que, como dijo Facundo Cabral, “Dios te puso un ser humano a cargo, y
ese eres tú”; por tanto, deja de echarles la culpa a los demás, y comienza a
hacerte responsable de ti mismo.
Porque, mientras de algún modo creas que
está justificado considerar a otro culpable, independientemente de lo que haya
hecho, seguirás en la oscuridad. Entonces no estarás buscando dentro de ti, y
es ahí donde está la luz.
Por eso, cuando mires en tu interior y
reconozcas la luz radiante, comenzarás a librera a otros de la culpabilidad, y
de esa manera te liberarás a ti mismo.