jueves, 12 de febrero de 2015

¡Vive en paz!



    Hay que dejar algo en claro, lo que ves afuera es un reflejo de tu interior, de tu condición interna. Dicho de una manera más clara y precisa, todo lo que te rodea es una proyección de tu mente. O mejor aún, no existe nada ahí fuera, todo está en tu mente.
No obstante, rara vez estamos completamente de acuerdo con lo que ocurre a nuestro alrededor. Excepcionalmente percibimos lo que acontece en nuestra vida como verdaderamente perfecto.
Mas todo cuanto sucede en tu vida es perfecto. No perfecto en opuesto a un imperfecto, sino per-fecto como hecho-completo. Es decir, nada le falta y nada le sobra a tu vida tal y como es.
¿Por qué entonces estamos en constante desacuerdo con nuestro presente? Como ya dije lo que percibes ahí fuera esta en tu mente, así pues es parte de ti. Por tanto, si estas en desacuerdo con el presente en tu vida, estás en conflicto contigo mismo. ¿Cómo no sufrir cuando se vive en constante conflicto con uno mismo, verdad? Aceptar tu presente implica entonces la aceptación de uno mismo. Aceptarte completamente tal y como eres es entonces la solución al conflicto.
El problema es que no sabes quién eres, pero si sabes que existe en tu mente una voz que te habla constantemente y que has confundido con la voz de tu conciencia. Es esta una voz que te dice constantemente que tu presente es incorrecto, que está mal. También te dice que el pasado puede repetirse en tu vida, por lo que debes tener mucho cuidado y, sobre todo, debes temer del futuro ya que es incierto, asique debes tratar de controlarlo y dirigirlo para que nada escape a lo que, según la voz, es lo que más te conviene.
Esta voz es la misma que te dice que tu cuerpo es tu realidad, que tú eres tu cuerpo y que por tanto inevitablemente vas a morir en algún momento. Te dice asimismo que tu pasado, tu historia y tus creencias, te definen quien eres. Así es que esta voz está constantemente retumbando en tu mente y, ante tu inconsciente pregunta ¿Quién soy?, la voz te responde siempre “eres tu pasado” “eres tus creencias”, y tú te fías de ella al creer que esa voz es tu ser hablándote a ti mismo.

Pero esa voz es un impostor, no es nada más que el ego intentando convencerte de que él eres tú. Y ciertamente te convence de ello porque tú has decidido creerle ciegamente, sin siquiera dudar de sus constantes contradicciones. Elegiste depositar tu fe en la creencia en el ego, y cada vez que el te habla y tu le prestas atención, no haces más que reforzar tu elección.

Asique bien, así es la cosa. Decidiste poner tu mente al servicio del sistema de pensamiento del ego. Decidiste creerte las ilusiones que te ofrece sin dudarlo. Has decidido creer que esa voz eres tú, así como también has decidido otorgarle “realidad” a todas las proyecciones a las que tu mente ha dado lugar desde que la has puesto al servicio del ego. Pero por el solo hecho de creerte que las proyecciones del ego son reales, no implica que en verdad lo sean. Puedes creer que el ego es real en tu mente, pero no puedes hacer que sea real.
Y el ego te dice que tu presente está mal, que le sobra algo y que le falta mucho, y que debes esforzarte por ti mismo para superarte y superar al resto, así puedes ser especial y diferenciarte de los demás. Incluso te presiona diciéndote que si no consigues los objetivos que él te plantea, es decir lo que el ego te dice que necesitas para ser feliz, habrás fracasado en tu vida y serás un desdichado; y es entonces cuando la idea de que solo encontraras paz después de la muerte entra en tu mente.
Entonces te encuentras rechazando constantemente tu presente al creer que es incorrecto, sin darte cuenta que es justamente eso lo que te impide dar lugar a la felicidad en tu vida. La creencia de que a tu vida constantemente le está faltando algo que te haga feliz, es lo que te impide reconocer que tú eres la felicidad. Es esto lo que te hace sufrir y no otra cosa.
No es lo que sucede en tu vida, sea lo que sea, lo que te hace sufrir. Es la creencia de que tu vida no es como debería ser lo que te hace sufrir. Y esto es así sin excepción.
Pero eres tu quien constantemente elige escuchar la voz del ego como tu realidad, en vez de cuestionarla. Es por tu propia voluntad por lo cual aceptas, e incluso defiendes, la voz del ego en vez de soltarla y aceptar tu vida ahora mismo, lo cual inevitable e instantáneamente evidencia la perfección del instante presente, conduciéndote de regreso a la paz. A tu paz interior, eterna e inmutable, tal y como siempre ha sido y como será hasta la eternidad. Solo en el momento en que decidiste creerte las ilusiones del ego, abrigaste la idea de que tu paz y tu felicidad son algo que debes alcanzar; mas con solo soltar esa creencia, con solo desistir de aferrarte al ego, puedes reconocer la verdad que yace en ti y experimentar la paz, la dicha y la felicidad que te pertenecen por ser quien eres.

De manera que si en verdad deseas ser feliz y experimentar la paz de la que te hablo, y créeme que en verdad lo que quieres; y esto lo porque es mi propio deseo y mi constante elección, y tu y yo somos lo mismo, la misma mente, asique si es para mí es también para ti, solo puedes experimentarlo ahora. Suelta tu pasado y libera tu futuro. Abandona tu creencia en el ego y su constante voz charlatana, y ríndete por fin a lo eterno, a esa voz que te habla a través de un silencio absoluto en tu mente y que te recuerda la paz que habita en ti.



Experiméntalo, decídete por fin de una vez a no creer lo que te dice esa voz que se hace pasar por ti, ríete al escucharla y luego sumérgete en lo profundo de tu ser. Experiméntate a ti mismo, ya que tú eres la experiencia. Vive la experiencia de ser tu mismo y por fin, de una vez y para siempre, ¡vive en paz!

martes, 10 de febrero de 2015

Elige de nuevo





    Aquello en lo que crees es lo que compartes. Tu comportamiento es un reflejo de tus creencias, las cuales habitan en tu memoria. De manera que tu pasado las reafirma constantemente.

No importa la forma que tomen tus creencias, incluso tampoco importa si algunas de ellas han cambiado a lo largo del tiempo; todas se basan en un mismo sistema de pensamiento, el cual es completamente personal. Cada persona en el mundo, en base a este mismo sistema de pensamiento, adopta sus propias creencias, y las reafirma al compartirlas con el mundo.

Este sistema de pensamiento personal es siempre el mismo y se lo conoce como ego o subconsciente.



No se te pide aquí que abandones todas tus creencias porque inevitablemente en algo hay que creer. Tan solo se te pide que las cuestiones. Y ni siquiera necesitas cuestionar todas y cada una de ellas por separado, eso será parte del proceso. No obstante, te invito a que te aquietes un instante, dando lugar al momento presente. Y desde ese lugar puedes cuestionar la creencia de que tú “eres” tus propias creencias.

Déjate fluir hacia tu interior y observa que has decidido elegir un sistema de pensamiento personal. Ciertamente has elegido al ego como premisa sobre la cual se asientan todas tus creencias. Tú has tomado esa decisión por tu propia voluntad. Pero tu voluntad es constantemente en ti mismo. De manera que puedes volver a elegir. Puedes dirigir tu voluntad hacia otra dirección, con otro enfoque.



Esto implica que eres tú quien ha tomado la decisión. Tú eres el tomador de decisiones.



Entonces puedes volcar tu voluntad hacia un sistema de pensamiento impersonal, basado en una mente sana y libre, carente de todo conflicto y por tanto consciente de su total ausencia de carencias.

Este sistema de pensamientos te podrá parecer algo completamente nuevo, pero no lo es en absoluto, y esto tu corazón lo sabe. Muy en lo profundo puedes sentir que eres en verdad el tomador de decisiones.

No obstante, al ser un sistema de pensamiento recto, es decir, no dual, es radicalmente opuesto al sistema de pensamiento del ego, el cual está basado en la dualidad en vez de en la unidad. Es este radical cambio de enfoque lo que parece atemorizarte, haciendo que el cambio de mentalidad te parezca imposible. Pero te recuerdo que tu mente funciona bajo la dirección del ego, y mientras esto continúe siendo así, te parecerá imposible poder comprender este nuevo sistema de pensamiento al cual te estoy invitando para que juntos nos unamos en paz.

De manera que no debes tratar de aprender algo nuevo, aunque así lo parezca, sino que más bien debes enfocarte en quitar del medio todos los obstáculos que te impiden ver la simpleza del sistema de pensamiento de la mente recta.

Te aseguro que tras esos obstáculos se extiende una belleza infinitamente amorosa. Al alcanzar esta belleza, tu percepción acerca de la vida será radicalmente opuesta a la que tienes ahora al haber permitido que la paz reine en tu mente, y de esta manera habrás cambiado el propósito que le otorgas al mundo. Esto se debe a que al modificar la causa modificas instantáneamente el efecto, ya que la causa y el efecto se encuentran en el mismo lugar, aquí y ahora. La causa es tu decisión de hacia dónde dirigir tu voluntad, el efecto es lo que percibes del mundo, lo cual es tu responsabilidad.



Ya conoces lo efecto de haber elegido un sistema de pensamiento basado en el miedo y la ilusión. Tienes en tu poder ahora, y siempre, la decisión de volver a elegir, en este caso un sistema de pensamiento basado en el Amor y la Verdad.

De manera que ya sabes, la decisión es tuya. Elige de nuevo!

sábado, 7 de febrero de 2015

Lo has visto, has de aceptarlo



    Has visto alguna vez un fruto desprenderse del árbol? Lo has visto rodar hasta detenerse junto a una raíz? Has observado cómo se descompone? Es una danza llena de vida.
Has visto alguna vez una hoja seca desprenderse de un árbol? La has visto descender acompañada de una suave brisa hasta posarse justo junto al tronco del árbol? La has visto descomponerse y ser devorada por la tierra? Está cumpliendo su función para que el árbol continúe respirando, así como antes lo hacía desde la punta de las ramas.
Has visto alguna vez un tronco seco? Lo has visto de cerca? Lo has observado detenidamente? Es un baile rebosante de vida.
Has visto alguna vez un perro que acaba de morir? El cuerpo tieso como una roca, los ojos carentes de vida; lo has visto? El alegre animal que conocías ya no está dentro de ese cuerpo, lo puedes notar con solo observarlo. Lo puedes sentir en tu corazón, ese amigo fiel no está ahí dentro de ese cuerpo ya. Lo puedes sentir en tu corazón, tu mente lo conserva lleno de vida en tus pensamientos. El amor de ese animal continúa vivo en tu corazón, siempre presente.
Si lo analizas en profundidad, con total honestidad, verás que la vida es una constante. Lo opuesto a la vida no es la muerte. La muerte es lo opuesto al nacimiento. Pero aquello que es constante y eterno, aquello que es absoluto no puede tener opuestos.  
La muerte entonces, es una creencia. Así como lo es el nacimiento. Crees haber nacido y por tanto crees que vas a morir. Eso es lo que implica la creencia en que eres tan solo un cuerpo.
Más lo que eres no es algo que puedas ver ni tocar; lo que en verdad eres tan solo lo puedes experimentar. Tú eres la experiencia. Lo que tú eres, por tanto, no ha nacido y no morirá.
En verdad crees que has venido al mundo y que en algún momento lo abandonaras; cuando en realidad el mundo es tan solo una proyección de tu mente. Abriste los ojos y el mundo tuvo lugar. Cuando abandones tu cuerpo físico, en verdad crees que el mundo continuará? El mundo desaparecerá porque habrás abandonado la creencia en él.
Pero mientras continúes creyendo que has nacido en un mundo que ya existía, mantendrás tu creencia en la muerte, por tanto no podrás por menos que sufrir al creer que tu vida durará mientras tu cuerpo aguante.

Has de aceptar que el mundo es una proyección de tu mente. Has de aceptar que tu Ser es eterno en la Mente de Dios y por tanto no ha nacido y no ha de morir. Has de aceptar esto profundamente si en verdad quieres vivir esta experiencia en tu cuerpo físico lleno de dicha y en paz. O has de vivir atemorizado hasta que despiertes de este sueño, el cual es igual de ilusorio que lo que sueñas por las noches en tu cama.
La aceptación es profundamente personal. Luego la vida se vuelve absolutamente impersonal. Acepta tu santa herencia y permite que la unidad se restaure en tu mente. Abandona tus creencias, recuerda quien en verdad eres, y permite que la paz retorne a tu mente.
Has de aceptar lo inevitable y el sufrimiento ya no tendrá lugar en tu vida, al haber comprendido que la vida es verdadero Amor, total ausencia de miedo.
El libre albedrío es tu libertad. Por tanto has elegido libremente depositar tu fe en la creencia de que eres tan solo un cuerpo. Más puedes volver a elegir, puedes poner tu voluntad en la certeza de que tú eres la vida misma, eterna e inmutable.
La decisión es siempre tuya, y la realizas a cada instante. Elije de una vez por todas soltar todas tus creencias y vivir en absoluta paz interior, o puedes continuar eligiendo aferrarte a tus creencias, sujetar el miedo que todas ellas conllevan, y por tanto continuar percibiéndote a ti mismo como un cuerpo inestable, indefenso, víctima del mundo que te rodea.

Insisto, la elección es tuya. Yo elegí aceptar la paz en lo profundo de mi Ser, puedo asegurarte entonces que tú también puedes hacerlo. Y no solo puedes, sino que debes. Ya no quiero verte sufrir más. Te invito, al fin, a unirte conmigo en la Absoluta Paz Interior.



A imagen y semejanza



    La ciencia ha demostrado que nuestro cuerpo se encuentra en constante cambio, que diariamente mueren algunas células y otras van naciendo y ocupando su lugar. De ahí se desprende el dicho de que el rostro que viste esta mañana en el espejo, no es el mismo que viste ayer, ni el mismo que verás mañana; esto justamente debido a la constante renovación de células en nuestro cuerpo.
Ahora bien, si tomamos en cuenta que hemos sido creados a imagen y semejanza, uno no puede por menos que pensar que nuestro Creador también está sujeto a constantes cambios y variaciones. O de lo contrario, es mentira eso de que nuestro cuerpo sufre modificaciones constantes. Pero esto último no puede ser cierto, ya que si bien no lo notamos en el día a día, comprobado es por todos nosotros que, a lapsos mayores de tiempo, evidente se hace el cambio que sufre nuestro cuerpo. De hecho no cabe duda alguna al respecto.
Entonces bien, por descarte podría afirmarse aquí que, evidentemente, nuestro Creador ha de sufrir iguales cambios que nosotros. Pero cómo es posible la Fuente de la Creación sea tan inestable y variable como lo es nuestro cuerpo. Esa Fuente Eterna e Inmutable, cómo pudo habernos creado tan vulnerables.
Es notorio entonces que, o bien no hemos sido creados a imagen y semejanza de nuestro Creador, o bien aquí hay gato encerrado. Digo esto porque poner en duda a la Creación es una idea tan descabellada que no cabe en mi mente, pero el lector es libre de cuestionarlo si así lo cree pertinente.

De la premisa de que no es siquiera cuestionable la Fuente de la Creación, se deriva que no hay duda alguna de que hemos sido creados a imagen y semejanza de dicha Fuente, por tanto somos eternos e inmutables. Dicho esto, no cabe duda alguna entonces de que aquí hay gato encerrado.
Por qué, entonces, nuestro cuerpo se encuentra sujeto al inevitable desgaste causado por el paso del tiempo. Dónde se encuentra aquí lo eterno e inmutable, esa incuestionable semejanza con nuestro Creador. Claramente, tras el gato encerrado. Ahí está la clave en este asunto, la verdad escondida tras la mentira que elegimos creernos; porque ciertamente estamos dando en el clavo cuando decimos, NO SOY ESTE CUERPO.

Es cierto, es mi cuerpo, es tu cuerpo. Pero cuando al día siguiente de que decidiste empezar el gimnasio, le comentas a tu pareja “me duele todo el cuerpo”, estas implícitamente reconociendo que no sos tu cuerpo, porque sino dirías algo así como “me duele todo yo” o “me estoy doliendo todo”. Pero no, no te duele lo que sos, te duele tu cuerpo, y repito, no sos tu cuerpo.

O qué hay de aquellas personas que, muy acertadamente por cierto, sentencian con firmeza “lo que yo soy no se define por mi cuerpo” o “el cuerpo es solo lo de afuera, lo que importa es lo de adentro” y frases semejantes. Sin darse cuenta están reconociendo que el cuerpo no los define, ya que el cuerpo es limitado y finito; y aquello que en verdad sos, tu ser, tu alma, tu espíritu, como mas te guste llamarlo; eso que en verdad sos, es completamente ilimitado e infinito, exactamente como lo es la Fuente de la cual provenimos.

Pero bien, esto es algo que aunque cueste reconocerlo, o siquiera analizarlo, muchas personas lo creen más o menos así, detalle más detalle menos. Pero los detalles no carecen de importancia aquí, puesto que la inmensa mayoría de seres humanos, por no decir todos, caen en la trampa de creer que si bien no son solo un cuerpo, son entonces aquello que piensan que son. Es decir, creen que son sus pensamientos. Piensan que aquello que piensan es justamente lo que los define. Creen que eso que piensan es su realidad.

Pero si uno fuera ciertamente honesto consigo mismo y se pusiera a analizar de pleno cada uno de sus pensamientos, y cómo éstos funcionan y cómo están programados, no tardaría en reconocer que dichos pensamientos provienen de una mente que está en conflicto consigo misma. Esa misma mente que duda acerca de si sos o no sos tu cuerpo. Esa misma mente que está llena de dudas y preguntas, a las cuales responde con pensamientos que tan solo dejan otra duda u otra pregunta sin contestar. Esa mente que te habla con una voz insistente y constante que no se calla jamás, que te taladra el oído diciéndote qué sos y qué no sos, cómo sos y cómo no sos, cuándo sos vos y cuándo no sos vos, cómo te gustaría ser y cómo deberías ser, y así constantemente te va gritando una frase tras otra al oído a lo largo de tu vida, sin cesar. Te carcome la cabeza con dudas y preguntas que responde con más dudas y más preguntas. Una mentira tras otra mentira, engaño tras engaño durante toda tu vida. Y tan en conflicto está tu mente, que ciertamente crees que esa voz que te habla es tu realidad, es lo que sos vos en realidad. Crees que es la voz de tu conciencia que te dice a cada instante qué pensar, cómo pensar, y por tanto, qué sentir y cómo actuar.

Pero esa voz que retumba en tu cabeza todo el tiempo, es el ego. No es tu ego, ni mi ego. Es el ego, el único que existe. Eso que se conoce como subconsciente colectivo.
Por tanto es algo que todos conocemos bien, pero que pocos nos atrevemos a observarlo de frente, a analizarlo a fondo y reconocer cómo funciona.  
Estar atento al ego, a su funcionamiento, a sus juegos y sus trampas, es extremadamente necesario para poder ver más allá de esa nube de conflictos mentales, y descubrir la verdad que aguarda pacientemente a que la veamos. Porque eso que en verdad somos está siendo obstruido de nuestra visión por causa del ego, de ese alquitranoso sistema de pasamientos que ha convertido nuestra mente en un laberinto de confusiones que parece no tener salida. Y ciertamente no la tiene mientras sigas cayendo en la trampa de pensar a través del ego y creer en todo lo que has creído hasta ahora.

Pero hay salida, claro, todo laberinto la tiene. Y la escapatoria a este que parece gobernar nuestra mente, es justamente analizarlo en profundidad para poder trasponer sus límites y llegar así a la verdad. Lo cual no es ni más ni menos que abandonar la oscuridad, llegar a la penumbra de los límites de nuestra mente y ahí por fin trascender hacia la luz.

En última instancia, esto que aquí pretendo explicar es algo que justamente no se puede entender con solo leerlo y darle vueltas en la cabeza porque ahí estarías cayendo nuevamente en la trampa del ego, no te olvides que todos tus pensamientos provienen de tu mente en conflicto. De manera que el único entendimiento posible tiene cabida mediante la experiencia. Porque ciertamente el camino de desmontar al ego, este camino de abandonar las tinieblas para llegar a la luz de la verdad, es un camino experimental. Es decir, el entendimiento solo te llegará mediante la experiencia, de lo contrario seguirás vagando entre las dudas, el miedo y el sufrimiento a los que el ego te tiene acostumbrado. Y es también mediante la experiencia, a raíz de alcanzar el entendimiento (lo cual es algo así como la antesala del verdadero conocimiento) que se comprende que el cuerpo no es un fin, sino que es meramente un medio, y que por tanto su utilidad está en función del propósito que uno le asigne. De hecho, mediante la experiencia uno le otorga otro propósito al mundo en su totalidad. Y ese propósito varía según lo que uno desee, mas encaminarse en este sendero que te lleva hacia la luz, te hará reconocer que tu único propósito es alcanzar la verdadera Paz, ya que la luz, así como la paz, forman parte de tu ser, de lo que en verdad sos.
¿Qué se necesita para comenzar a andar este camino entonces? Tan solo tu voluntad. Con solo decidirlo ya estarás dando el primer paso, y el desenlace es inevitablemente en paz.

Para finalizar me gustaría compartir el siguiente enlace, ya que la única manera que conozco de alcanzar la experiencia, es mediante la meditación.

http://cuestionandoverdades.blogspot.com/2015/01/que-es-meditar.html